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Los códigos hash son como una “firma digital” de un archivo. Cuando se genera un hash a partir de un archivo, se crea un código corto y único que representa el contenido del archivo. Si el contenido se modifica aunque sea mínimamente, el hash resultante será completamente diferente. Por eso, los códigos hash son muy útiles para verificar la integridad y fiabilidad de los archivos.

Además de comprobar la integridad, los códigos hash también se utilizan para confirmar la originalidad de un archivo. Normalmente, el remitente original o la página web que ofrece la descarga debería mostrar el código hash antes de la descarga, para que el usuario pueda compararlo con el hash del archivo descargado. Esto garantiza que el archivo descargado es original y no ha sido manipulado.

Del mismo modo, cuando alguien te envía un archivo (de cualquier tipo), es recomendable que también te envíe el código hash correspondiente. Esto permite verificar la integridad y procedencia del archivo, y asegurar que no contiene virus ni malware.

Al comparar el hash original con el del archivo descargado, podemos saber si el archivo ha sido modificado o está infectado. Esto es especialmente importante cuando se reciben programas, documentos importantes o información que debe mantenerse segura.

En resumen: los códigos hash nos ayudan a confirmar que un archivo es confiable, garantizan su originalidad y aumentan la seguridad.